Un cruce de arte real

Feliz a quién, como Ulises, hizo un hermoso viaje... Al regresar de la Guerra de Troya, el valiente guerrero terminó uniéndose a su reino de Ithaca, a pesar de la promesa de la eternidad de la voluptuosa diosa Calipso en su isla. Porque la sabiduría le hace preferir una vida exitosa de un mortal exitoso a la suya, la de Inmortal perdido.

Esta gran historia de Homero, una base de filosofía griega, nos dice que esta noción de lugar está en el corazón de la realización individual. Es tomado por los ritos masónicos cuyos valores existenciales que expresan se refieren a cada uno, cada uno de nosotros en el sentido de la vida. Y de su vida. Bajo el signo de la plaza y la brújula, la humildad es el compañero de carretera de aquellos que, conociéndose temporales, buscan la iluminación de la luz, ¡mejor que su brillo!

En este espíritu, es en un viaje lúcido que Gilbert Garibal nos invita a la voluntad del libro actual que desenrolla su experiencia y sus descubrimientos en el arte real. En el verdadero, un cruce se centró en "humano". Desde la apertura de iniciación y con el feliz encuentro fraternal para el hilo rojo, se exploran estos caminos que conducen al centro de uno mismo: nuestras necesidades y deseos, tanto en términos orgánicos, tradicionales, simbólicos y reflexivos en sagrado. Y estas herramientas psíquicas permiten la transición del pensamiento binario a la ternaridad: las ciencias humanas, desde la filosofía hasta el psicoanálisis también se abordan. Finalmente, aquí reaparece un elemento con demasiada frecuencia relegado al fondo: ¡nuestro cuerpo! Es justo recordar que se debe a la masonería del auge en los tiempos modernos de los juegos de arco y golf. ¡Una forma armoniosa de combinar deporte y mental!

Con este libro de observaciones prácticas, el autor invita al masón, el masón, a ir del antiguo "¿Quién soy yo?" "Para" ¿Qué soy yo? " ». O, "conoce a ti mismo" para "convertirse en lo que eres". Para vivir mejor en su lugar y su oficina de "Parlêtre". En Lodge y en la ciudad. Y así, parafrasher malosa el poeta Joachim du Belley: Feliz quien se comunica !